QUISIERA HABLAR DE LA PELÍCULA SLUMDOG MILLIONAIRE, DE DANNY BOYLE
Por Susana Arroyo
Cuando fui a ver Slumdog Millionaire1 en la ciudad de Melbourne tuve la sensación de estar viendo una de las tantas películas sobre lo que ocurre en el Tercer Mundo, también en el Primero o en el Segundo, aunque con mayor frecuencia en el Tercero.
La primera parte de la cinta me recordó la vieja Salam Bombay (Mira Nair, 1988), que me deprimió al grado de quererme convertir en Hare Krishna; fue aclamada por la crítica pero las imágenes que tengo en mi memoria son demasiado tristes. Sin embargo, Slumdog... es una película que cambia la vida de quien la ve.
Creo que dentro de todas las virtudes de Slumdog... una de las más importantes es que se trata de una película bien intencionada. Y digo esto cabalmente: el respeto al actor, al espectador y al mundo que los une; los lazos que se generan –entre actor/espectador– mediante una relación de camaradería, sorpresa, frescura, con escenarios reales y personas reales, la exposición de problemas verdaderos al confrontar valores y anti-valores; apela a situaciones que leemos en los periódicos diariamente y que vemos en las noticias de la TV: desgarradoras; las cuales nos acercan más y más a los personajes de la cinta quienes no son del imaginario de un realizador sino que pertenecen al imaginario colectivo y al entorno actual.
Sitio destinado a todas las personas interesadas en nuevos/viejos/arcaicos descubrimientos, pensamientos y sentimientos, a todos los "Nictimene". A lo largo del blog se dará información, imágenes, estudios y comentarios sobre este personaje ficticio o no ficticio. El lector lo hará real. Susana Furphy
miércoles, 15 de abril de 2009
lunes, 13 de abril de 2009
¿INMIGRANTE O EXTRANJERO?
¿Inmigrante o extranjero?
Susana Arroyo-Furphy
En mi más reciente viaje a Barcelona, una de las ciudades más bellas del mundo, tuve la oportunidad de observar a la gente que me rodeaba. Una de las calles más bellas y populosas llamada Paseo de Gracia es un verdadero mosaico de olores, colores, sabores y ruido. Sí, últimamente he notado bastante ruido en esa majestuosa avenida. La gente se atropella, llevan perros, niños, ancianos, gente a la moda y a la no-moda, gente de todos colores… eso fue lo que llamó mi atención: el color de la gente.
Recuerdo que hace más de 30 años conocí a un joven negro. En México, mi país natal, casi no hay negros pues la población es mayoritariamente mestiza, es decir, somos el resultado de una mezcla muy curiosa entre indígenas y españoles. Hacia el siglo 16 (o XVI) se consideraban castas y como dato curioso Sor Juana Inés de la Cruz, la Décima Musa, poeta novohispana, quien fuese una monja perteneciente a la orden jerónima, efectúa el recuento de hasta 16 castas, llamadas así por las diferencias entre los colores de la piel de la gente que habitaba la Nueva España, virreinato perteneciente a España, claro que también se trataba de una diferenciación social y económica.
Susana Arroyo-Furphy
En mi más reciente viaje a Barcelona, una de las ciudades más bellas del mundo, tuve la oportunidad de observar a la gente que me rodeaba. Una de las calles más bellas y populosas llamada Paseo de Gracia es un verdadero mosaico de olores, colores, sabores y ruido. Sí, últimamente he notado bastante ruido en esa majestuosa avenida. La gente se atropella, llevan perros, niños, ancianos, gente a la moda y a la no-moda, gente de todos colores… eso fue lo que llamó mi atención: el color de la gente.
Recuerdo que hace más de 30 años conocí a un joven negro. En México, mi país natal, casi no hay negros pues la población es mayoritariamente mestiza, es decir, somos el resultado de una mezcla muy curiosa entre indígenas y españoles. Hacia el siglo 16 (o XVI) se consideraban castas y como dato curioso Sor Juana Inés de la Cruz, la Décima Musa, poeta novohispana, quien fuese una monja perteneciente a la orden jerónima, efectúa el recuento de hasta 16 castas, llamadas así por las diferencias entre los colores de la piel de la gente que habitaba la Nueva España, virreinato perteneciente a España, claro que también se trataba de una diferenciación social y económica.
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