sábado, 10 de abril de 2010

500 DAYS OF SUMMER





Quisiera hablar de…
500 Days of Summer, de Marc Webb
Susana Arroyo-Furphy
No one’s got it all
no one’s got it all
Hero, Regina Spektor
El director Marc Webb hace arribo a la industria del cine con esta cinta indie cuya originalidad reside en factores simples: una buena historia de (no) amor; frescura, audaz y alternativa música; personajes bien dirigidos y un ambiente creíble.
El diseño de la historia es claro, se acerca a la propuesta de A. J. Greimas: “mientras más complejo es el código, más claro es el mensaje”. En la sencilla apariencia de la película se desencadena un complejo entramado asincrónico con marcada influencia de la elaboración de videos, especialidad de Webb.

Eden is West


En el marco del BIFF (Brisbane International Film Festival) se ha presentado una película que continúa en la cartelera cinematográfica de las salas de Sydney, Melbourne y aquí en casa, en Brisbane; se trata de la última producción del veterano y enigmático Costa-Gavras: “Eden is West”.[1]
La filmografía del director griego-francés Constantine Gavras[2] se ha situado generalmente en temas políticos –debido quizá a los estudios que hiciera de Leyes en Francia–, desde que dirigiera “Z”[3] protagonizada por Yves Montand y Jean-Louis Trintignant. De este último actor es memorable el papel que desempeñara como juez, el cual (quizá) fuera considerado de manera paradójica 25 años más tarde por Krzysztof Kieslowski en la tercera parte de la trilogía del eximio director polaco: “Trois couleurs: Bleu, Blanc et Rouge”,[4] y en la que compartiría créditos con la bella Irène Jacob. En esta última parte de la trilogía –“Rouge”– Trintignant es un juez venido a menos. Costa-Gavras lo había ya inmortalizado o estigmatizado en ese rol. Aunque he de mencionar que no fue el papel de juez el que le diera fama a Trintignant sino su deliciosa participación –y su inolvidable Mustang blanco– en “Un homme et une femme”.[5]

El premio Tirant lo Blanc


Quisiera hablar de…
IX Premi de Narrativa Breu Tirant lo Blanc 2009
El IX Premio de Narrativa Breve, Tirant lo Blanc 2009
Por José María López Brene y
Susana Arroyo-Furphy
Publicado en Razón y Palabra: www.razonypalabra.org.mx
Blanca Mart, poeta, novelista, ensayista, escritora de Sci-Fi (Ciencia-Ficción), editora, historiadora, antropóloga, esposa, madre y maravillosa amiga, ha sido mi enlace con el Orfeó Català de Mèxic. Recuerdo las interminables tertulias que me convidaron en ese inolvidable Centro Cultural. Ahora, han tenido a bien enviarme el libro en el que se ha publicado el Premio Tirant lo Blanc 2009.
Ya he hablado en otras ocasiones de Blanca, la escritora (sobre su novela La Nimiedadhttp://www.razonypalabra.org.mx/cyl/2007/ene15.html). Ahora toca el turno a la editora y su extensa labor, a Blanca, quien ha trabajado –incansablemente, como siempre– en este libro de Edicions de l’Orfeó Català de Mèxic del año 2009.

Quisiera hablar de la poesía...





...de la poesía de Bob Gurney(1), Teresa Domingo Català (2) y Carmen Comas (3)


Bob Gurney
La poesía no tiene anécdota, eso se ha dicho. Pero la poesía de Bob Gurney destila anecdótico recuento en incontables sucesos.
La poesía es para leerse en voz alta y esta poesía de Bob Gurney tiene tal ritmo y cadencia que aun pareciendo prosa de tan narrado, mantiene la altísima posibilidad de una lectura musical. Su verso libre juega con los espacios, con las formas, con los verbos.
En “Milagros”, la cita de Tolstoi ha sido impecable. En “Sonidos” hay una historia, o varias, hechos y dichos entrelazados; dolor mezclado con el ayer y el ahora que ofrece la memoria del recuerdo no lastimero sino gozoso.
¿Y quién ha dicho que la poesía no es anécdota? Si no lo es, Bob Gurney no es poeta. En sus suaves imágenes la poesía desborda manantiales.
Mientras más complejo es el código, más claro es el mensaje, ha señalado Charles S. Pierce. Así podemos disfrutar la gracia poética de Bob en la sencillez de una poesía nutrida de complicado entramado.

El manuscrito florentino


De Blanca Mart y Aldo Alba
A veces, cuando uno lee un libro piensa, “¿por qué no escribí esto? Es ágil, original, divertido, sincero, ameno…” Y entonces se continúa con la lectura, cautivada.
Tal es el sentimiento de pertenencia al leer El manuscrito Florentino que recorro con suavidad las líneas de la sugerente prosa de Blanca y Aldo, de Aldo y Blanca. Y es que escrito así “al alimón”, es difícil saber qué ha escrito cada quién. Sin embargo hay cierto reconocimiento en algunas imágenes como la de: “El mar es de un solo azul”, lo cual me transporta.
Alquimia, trolls, hombres lobo, cinocéfalos y criaturas reales, sublunares, espaciales, férreas, comprenden este universo florentino que se esconde tras el nombre de ser un documento recuperado. Y se ha recuperado.
Sigo leyendo. Esta historia de amor resuelta por un manuscrito, a la manera de Umberto Eco y su Nombre de la rosa desata mi curiosidad. Así, curiosamente, como la/el autor/a me estremezco al leer: “Mi país canta bajo la nieve esperando el rumor del sol”.

SAM




Sam viajaba feliz con su madre. Todas las mañanas al salir el sol observaba con franca admiración los rayos tenues que bañaban su cuerpecito. La vida no podía presentarse más bella.
El ir y venir, salir, entrar, subir, bajar, eran encuentros inesperados con otros mundos. Casas y árboles, todo era digno de mirarse.
La gente miraba a Sam, embelesada. Y así, a lo lejos, veía a la dulce niña de rubios cabellos, tomada de la mano de su madre, despedirse de él tímidamente.
Pocos seres en la tierra podían gozar las delicias de la naturaleza, de la humanidad, de la creación.
Sin quererlo, casi sin darse cuenta, anochecía y la dulce niña regresaba –tal vez de la escuela- y ahora saltaba y silbaba. En algunos momentos llegó a pensar que la niña era como él, de dulce naturaleza, sin asomo de tristeza o soledad.