jueves, 7 de abril de 2011

De las bibliotecas personales y los libros más deseados

Desde pequeña desarrollé el placer de la lectura, una de las más grandes inquietudes de mi vida. Solía proteger mis escasos libros como joyas preciadas.
Empecé a formar mi biblioteca con un libro que aún conservo: El galano arte de leer. Los autores son Jesús Domínguez Rosas y Manuel Michaus. Quizá estos nombres no le dicen nada a muchas personas, pero puedo decir con orgullo que fueron mis maestros. Ellos, en la escuela secundaria, me enseñaron realmente a leer: a disfrutar de la lectura. Ahí se encuentra tanto un extracto de Platero y yo de Juan Ramón Jiménez, como El ruiseñor y la rosa impregnado de la visión esteticista de Óscar Wilde; y muchas lecturas más. 
Al paso del tiempo, en mi vida adulta, he continuado disfrutando el encanto de los libros; leer y adquirir, compartir, recomendar, buscar y muchas veces haber encontrado algún ejemplar altamente anhelado, han sido actividades cotidianas a lo largo de mi vida.