martes, 19 de mayo de 2009

¿INFLUENZA MEXICANA?

Por Susana Arroyo-Furphy
Yo vivo en Australia. Soy mexicana. Normalmente he estado orgullosa de mi país de origen, diría que lo estoy casi siempre; pero no en ocasiones como ésta que voy a relatar; es entonces cuando no siento el orgullo de ser mexicana.
He seguido con cuidado el problema de la llamada influenza porcina o influenza “A”, como es conocida en el mundo: “swine flu”. Me encontraba en la Isla Cebú perteneciente a las islas Filipinas disfrutando de unas breves vacaciones cuando al llegar a la habitación, luego de un maravilloso recorrido por la playa, y encender el televisor lo primero que apareció en las noticias fue que en México habían muerto 60 personas infectadas por la influenza porcina, eso fue el jueves 23 de abril. De inmediato procedí a comunicarme con mi familia, mis hermanas, quienes viven en la Ciudad de México. Una de ellas mencionó el hecho de la entrega por parte del gobierno de mascarillas a toda la población capitalina para impedir o evitar el contagio. Así de rápido, de la noche a la mañana, o de la mañana a la tarde; tal como ocurriera con el desplome de las Torres Gemelas de Nueva York.

Al principio, he de ser sincera, creí todo lo que decían las noticias, pero como me gusta investigar los detalles de las cosas me di a la tarea de recorrer por internet los más importantes periódicos mexicanos, en los cuales, como decía el poeta “pocas cosas vi”. Y así, los días sucedieron hasta llegar a este momento en el que creo que las cifras de los muertos e infectados en México han cambiado más de 30 veces, según la información de las noticias. Lo único cierto es que el mundo sabe que de México es mejor no saber.
Ha habido de todo: en Egipto mataron a los cerdos; en Nueva Zelanda llegaron estudiantes “casi” moribundos, los cuales fueron de intercambio a México y regresaron con el mal. Y el mal llegó a Queensland. Sorpresivamente en todo el mundo había contagiados.
Se han manejado muchas noticias: que se estaba aprobando la iniciativa de ley para legalizar las drogas con lo que se permitiría la portación de dosis mínimas de marihuana, cocaína, opio, cristal y otras; que el presidente Obama de EU había visitado México y había tenido una entrevista privada con Calderón, el presidente de México, entrevista de la que nadie supo nada; que el Fondo Monetario había otorgado un préstamo a México el 18 de abril por 47 mil millones de dólares; en fin, hubo de todo. Nada ni nadie se salvó de la prensa “amarillista”, ni de la “rosa”, ni de la “negra”; y nadie quedó tranquilo o satisfecho con lo se informaba que ocurría.
Se han hecho bromas de todo pues además de la influenza, un terremoto sacudió la Ciudad de México. El 27 de abril se publicó esto: “-¿Qué le dijo México a la influenza?-”, esto es una forma de hacer chistes en México. Y la respuesta fue: “-Mira cómo tiemblo-”. Se han hecho canciones a ritmo de salsa, bromas, vídeos familiares en los que la gente dice: “Somos aztecas, no nos dejamos vencer fácilmente”.
Pero yo no he querido escribir esto solamente. He querido mostrar mi tristeza e indiganción por la manera como se han manejado la noticias en todo el mundo. Se han prohibido los vuelos desde muchos países y muchas ciudades del planeta a México. La gente ha pasado de la pandémica angustia al desconcierto; del sentimiento de misericordia al pobre país cuya capital (y esto se ha dicho en varios canales noticiosos) tiene 25 millones de seres humanos (!) en constante lucha entre la vida y la muerte, a la discriminación. Amén de las otras noticias: las de la cara de la violencia, el terror, la pobreza, la insalubridad y miles de aspectos negativos que califican a la Ciudad de México como imposible de sobrevivir.
Curiosamente, hemos visto cambiar y hasta desaparecer tanto las cifras como la mención a México por parte de los noticieros y periódicos, tanto los australianos como los de casi todo el mundo. De las 60 víctimas del primer día de la noticia al mundo, pasando por 85, 120, 224, etc., etc., ahora resulta que son 22 las víctimas (muertes) ocurridas en el país, México, por la enfermedad viral, cifra que quizá cambiará.
No obstante, el pasado fin de semana, 3 de mayo, se transmitió por el canal 7 de este país un reportaje que pretendía explicar “la verdad absoluta”, es decir, la forma como se había dado inicio a la letal (o al menos fatal) enfermedad. Me llamó la atención ver a un reportero australiano en tierras mexicanas. Según dijo, se encontraba a seis horas de la Ciudad de México. Me llamó la atención, además, la displicencia con la que hacía la noticia. Pensé que seis horas de la Ciudad de México, en coche hacia el norte pues se llega a Zacatecas; hacia el sureste a Jalisco; hacia el este al Estado de México; hacia la playa más cercana: Acapulco, en el estado de Guerrero. En fin, el reportero australiano puntualizó que se encontraba en una población en la cual estaba el niño que iniciara la enfermedad, en el estado de Veracruz (que por cierto se encuentra a tres horas de distancia, en autobús, de la capital). Entonces, y aquí viene mi indignación, mostraron a un niño que tosía y tosía, no dejaba de toser. Al padre le daban indicaciones, las cuales con seguridad no comprendía pues no hablaba inglés. Entonces mostraron el entorno de la familia, reprodujeron la manera como un niño pobre, muy pobre, hijo de campesinos, había enfermado y tosía sin cesar. Luego pretendían que los televidentes creyéramos que ahí, en ese preciso lugar del cual nunca mencionaron el nombre exacto, había surgido la maligna enfermedad.
Nadie sabe nada. No hay nada cierto. ¿La influenza porcina… empezó en EU?, no lo sabemos. Ni lo sabremos. Como nunca supimos dónde estaban las armas nucleares de Saddam Husein o por qué explotó el Pentágono antes de que cayera algún avión sobre sus instalaciones. Todo eso es y seguirá siendo un misterio sin resolver. Pero México seguirá con sus pirámides, con sus “concheros” (danzantes), con su mole, con sus fiestas, con su misticismo secular. Seguirá siendo punta de lanza y, quizá, seguirá siendo guerrreo.


Texto publicado (sin fotografía) en la Revista Hontanar:
http://www.cervantespublishing.com/Hontanar/2009/Hontanar_mayo_2009.pdf

1 comentario:

adry brovia dijo...

Hola!...Te pido en primer lugar disculpas por la interrupción de los vuelos de mi país al tuyo...aunque yo no decido nada...pero soy argentina.
En segundo lugar, con el correr de los años he aprendido a ser una feliz desinformada( y no lo digo ni como gracia ni como inconsciente). He dejado de leer periódicos y de mirar noticieros ya que me saturé de ver y leer MENTIRAS TRAS MENTIRAS, nacionales e internacionales. Me informo más y mejor a través de mis contactos en el extranjero, que a través de los medios masivos de comunicación.
No hay duda que son el cuarto poder con ganas de ser el primero ya que nos hacen tragar cualquier cosa...
Lamentablemente, solo viviendo y conociendo uno puede sacar sus propias conclusiones...y de mi país(al que amo profundamente,pero que nos gobiernan tan mal)te puedo decir que no se puede creer nada de lo que puedas escuchar o leer...nada es como se teme ni como se espera...y se informa solo lo que conviene a algún político de turno...
Somos sudamericanos...y evidentemente,como dicen muchos...tenemos los gobiernos que nos merecemos...PERO YO NO CREO MERECER ESTO!!!
Te seguiré leyendo
Un beso
Adriana