viernes, 22 de mayo de 2009

ALGO SOBRE EL OLVIDO


Es extraño pero casi no recuerdo el pasado.
Me parece remoto, nebuloso
y nauseabundo.
Sin embargo, no sé por qué sigue
ahí
sin quitarse de en medio
como la piedra en el zapato,
como la mano adormecida en la almohada.
Sigue.
Haciendo un esfuerzo recuerdo la noche,
la de aquel día.
Cenamos juntos y tras la inútil conversación
la puerta se cerró.

Me quedé mirándola
y contemplando la imagen
que había quedado de ti con la puerta
y entonces reconocí que te habías alejado para siempre.
Recuerdo, además, que bebimos y preguntamos,
reiteramos
exigimos
y dijimos cosas
de las que uno luego se arrepiente.
Insultamos la tenue luz de la flama
que se extinguía sin piedad.
Dilucidamos sentimientos,
-ilusiones (vanas)-
y aunque sonreíamos
-de cuando en cuando -
nuestras miradas no buscaban los ojos del otro.
Las palabras se escuchaban
con un cierto eco
abismal
que nos hacía temblar
a ti y a mí.
Ambos decidimos que…
No, ambos compartimos…
Quiero decir que los dos…
O mejor aún,
que tú y yo,
así, de forma separada
estábamos de acuerdo
por primera vez en hundir nuestro…
en borrar…
simplemente
en olvidar-nos.
Y así lo hicimos.
Fue el primer acuerdo que sostuvimos
juntos.
Y ahora que al fin lo he revelado
creo que sólo ha sido
una casualidad de la memoria.

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