jueves, 7 de octubre de 2010

Cristóbal Colón: ¿catalán, gallego, portugués o judío?

Hace varios años tuve la oportunidad de participar en un congreso en Sevilla. Dos visitas son obligadas si está usted en Sevilla, una es el Río Guadalquivir -entre naranjos y olivos- y la otra, la Catedral, cuya majestuosidad nos recuerda lo que se dijera al edificarla: “Hagamos una Iglesia que los que la vieren labrada nos tengan por locos”. La Catedral de Sevilla fue construida en 1401 con bóvedas góticas y multiforme iconografía. No se puede dejar de admirar La Giralda, torre sin igual construida por Ahmad ben Bassu y Alí de Gomara en la parte musulmana -entre 1172 y 1198-; y por Hernán Ruiz Jiménez en la manierista, entre 1557 y 1569. Una de sus múltiples características es la de poseer el mejor campanario del renacimiento eruopeo. Y si aún conserva usted un buen par de piernas pues puede ascender sus 104.5 m., sin escaleras, con 35 rampas inclinadas que solían subirse a pie o a caballo y desde cuya cúpula deslumbra la ciudad hispalense.
En la Catedral de Sevilla se encuentra, entre varios mausoleos, la tumba de Cristóbal Colón.

Piensa uno en el almirante intrépido que denodadamente navegó hacia los mares y que fue llevado a las Indias Occidentales, lo que se llamaría más tarde América.
Hacia 1756 las cenizas de Colón se encontraban en La Habana, Cuba. Tras un siglo de silencio y la inminente guerra de independencia, se decidió trasladar sus restos a España. Luego de grandes discusiones sobre el lugar que albergaría los restos del almirante, se consultó al Duque de Veragua -quien representaba la familia de Colón-, se decidió Sevilla, por encontrarse ahí la tumba del hijo de Colón -Hernando- y por hallarse el Archivo General de Indias en ese lugar. El lugar, dentro de la Catedral, fue también tema de discusiones y finalmente se resolvió colocar el mausoleo frente a la puerta de San Cristóbal, también conocida como el Reloj o el Príncipe. Se pensó en colocar una lápida de mármol y se convocó a un certamen para diseñar el  monumento funerario. Cuatro reyes vestidos de gala portan el féretro de Colón cuyo simbolismo es la unión de los reinos de Castilla, León, Aragón y Navarra, obra del artista Arturo Mélida. La ceremonia de la instalación del mausoleo fue en 1902. A Cuba se le calificaba de ingrata en la leyenda que se leía en el mausoleo. Cinco años después, en 1907, se modificó el texto y aun ahora se puede leer: “Cuando la isla de Cuba se emancipó de la madre España, Sevilla obtuvo el depósito de los restos de Colón y su Ayuntamiento erigió este pedestal”.
Dentro de algunos días se celebrará un año más de la gran proeza que hiciera el almirante Cristóbal Colón. De sus restos hemos tenido noticias. Sin embargo, su origen aún permanece en la oscuridad.
Hacia la conmemoración de los 500 años del descubrimiento -en 1992- y en tiempos recientes ha habido gran polémica en torno de los orígenes de Colón. Si bien se ha mantenido la idea de que Cristoforo Colombo nació en 1451 en Savona, Génova, recientes investigaciones realizadas con las muestras de ADN del propio Colón y de su hijo Hernando -las cuales son idénticas a las del padre-, “no permiten diferenciar los orígenes de Cristóbal Colón tras haber llegado a un punto donde se han empleado al máximo los procedimientos científicos actuales”. Lo anterior ha sido manifestado por el director científico de los Estudios de Identificación de Cristóbal Colón y miembro del Departamento de Medicina Legal de la Universidad de Granada, José Antonio Lorente, quien transmitió hace unos días un mensaje de “moderado optimismo” por los resultados obtenidos hasta el momento en relación a los orígenes de Colón tras analizar 477 muestras de ADN del cromosoma Y de posibles descendientes en España, Francia e Italia.
Los marcadores o loci usados en estos momentos son: STRs y SNPs, que son los aceptados y validados por la comunidad científica internacional y que por tanto son los únicos aplicables con garantías. Sin embargo, no tienen la suficiente capacidad de encuadrar a Cristóbal Colón dentro de un marco geográfico determinado.
Una de las razones por las cuales estos estudios científicos no pueden concluirse es porque la cantidad de los restos que se poseen del almirante Colón no es suficiente, al parecer no llegaron todos en aquel 1898. Se piensa que existen algunos de sus restos en Santo Domingo, República Dominicana, de lo que se indica vagamente “de acuerdo a los traslados que sufrió el cuerpo del Almirante”.
Yo me pregunto si se trasladaron sus restos en varias etapas y por qué harían una escala en Santo Domingo. Hay muchos misterios sin resolver en torno del origen de Colón.
Existe la teoría del origen portugués que se basa en la interpretación del anagrama de su firma, el cual es en efecto un portuguesismo pero puede deberse al tiempo que el almirante residió en ese país.
En 1927 el historiador peruano Luis Ulloa Cisneros, en París, publicó en francés el libro Colomb catalen, y el mismo año -también en París- los libros Cristófor Colom, català y Noves proves de la catalanitat de Colom (Les grans falsetats de la tesi genovesa); para sus publicaciones se ha basado en los escritos de Colón, todos en lengua castellana, en los que existen innumerables giros del catalán.
El ilustre escritor, investigador y político gallego, Salvador de Madariaga, en 1940 publicó en Buenos Aires El Muy Magnífico Señor Don Cristóbal Colón. Quizá la obra más documentada sobre el Almirante, en la que dice que el descubridor pertenecía a una familia de navegantes judeo-catalana que tuvo que emigrar a Levante por cuestiones políticas y económicas.
El historiador tarraconense Ernest Vallhonrat ha publicado más de 400 artículos sobre Cristóbal Colón y un libro en el 2005: Colón, súbdito de la corona de Aragón. Ha dado conferencias y participa en coloquios en los que habla de “Colom, un jueu de Tarragona” (“Colón, un judío de Tarragona”).
Por otra parte en el 2004 el Discovery Chanel presentó un programa asaz interesante dirigido por el profesor Charles Merrill, en el que luego de bien documentados análisis y estudios lingüísticos se concluyó que Colón había sido un corsario catalán que escondía su origen porque luchó contra el Rey Juan II y no quería problemas con los Reyes Católicos.
Lluís de Yzaguirre y Maura, ingeniero lingüístico, y Gabriel Roura, archivero de la Catedral de Girona, han demostrado por medio de los estudios grafológicos y lexicométricos que en el castellano de Colón se reconoce como lengua materna el catalán oriental, además de ser la escritura de un hombre con alta educación proveniente de una familia noble.
Gallego, mallorquín, genovés, catalán, judío, portugués, andaluz, griego, inglés, extremeño, castellano, vasco… ¿cuál habrá sido el origen del almirante Colón?
Quizá nunca lo sabremos.

1 comentario:

Nacho Torras dijo...

MIQUEL BALLESTER, navegant català, natural de Tarragona, va néixer pels voltants de l'any 1436 i morí complerts els vuitanta a Santo Domingo, provablement durant la segona dècada del segle XVI. Fou company i amic de joventut del gran mariner Joan Colom, el qual, després, seria conegut com a Cristofor Colombo de Terra Rubra - o Terra Ruja, en sard -, d'on es consideraven oriünds els Colombo, lloc anomenat avui "Il Porticciolo", situat a la part nordoccidental de l'illa de Sardenya, prop de l'estret de Bonifaç, en un territori llavors pertanyent a la Corona d'Aragó - Principat de Catalunya -. Colom o Colombo, quan des de Portugal arriba a Castella (1484), es fa anomenar amb el nom que avui coneixem: Cristóbal Colón.
http://usuaris.tinet.cat/evl/indexct.htm